Te despiertas por la mañana. Estás en Hawai. Lo primero que haces al abrir los ojos es mirar tu móvil. Tienes un mensaje que dice:
«ALERTA DE EMERGENCIA. AMENAZA DE MISIL BALÍSTICO SE DIRIGE HACIA HAWAI. BUSCA REFUGIO INMEDIATAMENTE. ESTO NO ES UN SIMULACRO.»
Así, en mayúsculas. El terror.
Hace unos meses saltaba la noticia de que, en Hawaii, el gobierno había lanzado la alerta de que estaban siendo atacados por misiles. Evidentemente, esto sembró el pánico automáticamente entre la población. El error fue subsanado 40 minutos después, mediante otro mensaje al móvil, advirtiendo de que se había tratado de un error. Un operario había pulsado el botón incorrecto.
El operario hawaiano que pulsó el botón con su típica camisa hawaiana. Fuente: The Associated Press
¿Por qué se produjo este error?
Si observamos el “panel de control” de envío de alertas, no es muy difícil dilucidar por qué se produjo el error.
Fuente: HIEMASí. La diferencia entre el aviso de test y el real es una palabra en un enlace sin ningún tipo de estilo. Y también vemos cuál ha sido la solución propuesta; un nuevo enlace «más descriptivo» (BMD False Alarm).
Desconocemos las limitaciones que pueda tener el sistema que alberga el panel, pero estando compuesto por enlaces y, por lo tanto, admitiendo HTML, bien podrían haber categorizado los enlaces.
Un paso más; separarlos en cajas distintas y dar un poco de espacio entre enlaces.
Le aplicamos un leve estilo.
Y rematamos con un mensaje de confirmación.
Seguramente con esta serie de cambios, hubiera sido más complicado que se produjese el citado error.
Resumiendo, un buen diseño y usabilidad no solo hace más agradable tu experiencia en el día a día al interactuar con interfaces; también te puede evitar muchos errores que conlleven inhóspitas consecuencias.
Esperemos que el panel para lanzar armas nucleares no lo haya diseñado el mismo tipo…
P.D: ¿Y qué pasó después de confirmarse que era una falsa alarma? Los datos no mienten: un conocido portal de vídeos para adultos aumentó su tráfico un 48% en la zona. Pero esa ya es otra historia…